“Al principio fue muy duro. No había alimentos, no se podía sacar los productos por la restricción de placas, nos tocaba madrugar mucho.” Así narra Gabriela Ordoñez, productora de la Asociación de Productores Agrícolas Aromática (ASOAROMATIC), el inicio del 2020.
Aunque no fue fácil al inicio, admite que poner los pies en la tierra para adaptarse fue fundamental e indispensable el apoyo del sector. “Gracias a ello, sobrevivimos a la pandemia.”
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) el cacao en el Ecuador es uno de los cultivos al que se destinan mayor cantidad de hectáreas. Representa el 37% de la superficie plantada en cultivos permanentes. El sector cacaotero contribuye con el 5% de la población económicamente activa nacional (PEA) y significa el 15% de la PEA rural. De ahí la importancia de su cultivo y de emprender acciones inmediatas para mitigar los estragos del COVID-19 en la cadena.
“Ejercer el correcto lavado de manos, el uso del alcohol, la mascarilla y las medidas de bioseguridad en casa fue fundamental. También las capacitaciones en proyectos, la información por los medios, por las redes, la ayuda brindada con fumigaciones para desinfectar viviendas, pruebas rápidas de Covid-19 y brigadas de salud donde colaboró el gobierno”, nos dice Gabriela.
Ella recibió apoyo del programa Maximizando Oportunidades para el Café y el Cacao en Las Américas (MOCCA), a través de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao e Industrializados del Ecuador (Anecacao), socio de Rikolto (ejecutor de programa) en Ecuador.
Gracias a este apoyo pudo seguir capacitándose para vender cacao de calidad para el mercado y dar mantenimiento a sus fincas, labor indispensable para la dura temporada que viene. “Continuamos nuestra capacitación en temas como podas, injertos, pero también en protocolos para no contagiarnos. Estamos agradecidos por la ayuda que el sector, instituciones como Anecacao y programas como MOCCA nos hicieron llegar (kits de alimentos, aseo, mascarillas).”
Exportaciones: estabilidad en medio de la crisis
A pesar de la situación que se vivía a nivel mundial, el cacao fue uno de los productos cuya demanda internacional permaneció relativamente estable. Según el Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (SENAE), el país exportó en el 2019 unos 700 millones de dólares solo en cacao. En el 2020 se exportaron 325.000 toneladas métricas, que representa 850 millones de dólares. Una cifra que superó las expectativas en medio de la pandemia.
Para Anecacao y su directora Merlyn Casanova, la exportación fue una de las variables que permitió a los pequeños productores nacionales sortear el vendaval. “Aproximadamente 50,000 productores se integran a ANECACAO a través de nuestros 32 asociados. La situación les dio a ellos una garantía de que la producción de calidad y exportación del cacao van de la mano y que se sostienen en el tiempo, a pesar de las adversidades.”
Un reto del gremio fue promover la adopción masiva de protocolos de bioseguridad. El cambio tenía que vivirse en toda la cadena, a la par que se continuaba promoviendo una producción de calidad para el mercado internacional. “Durante el 2020, el programa MOCCA fue una contribución importante al promover que continúen las capacitaciones a los productores con el acceso a la plataforma Cacao Móvil y talleres con especialistas internacionales en cacao”, narra Merlyn.
Gracias al apoyo de MOCCA, Anecacao realizó 69 talleres en técnicas de cultivo a lo largo del 2020, llegando a 644 productores. En el marco de las conferencias, expertos de Nicaragua, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Perú, EEUU y varios países de Europa intercambiaron conocimientos con los productores de la cadena.
Acciones a distancia e interés del sector
Casanova admite que al principio se pensaba en lo complicado que resultarían las capacitaciones a distancia, debido al limitado acceso a tecnología de una parte de los productores. Pero el mecanismo estructurado gracias a Lutheran World Relief (LWR) y Rikolto, en el marco de MOCCA, fue importante para trascender esta dificultad. “Gracias al mecanismo de capacitaciones que se estructuró con los productores se hizo factible un mayor contacto. Se comunicaron los protocolos de seguridad por redes y medios de comunicación, a nuestros socios para que faciliten esto a sus productores, y se entrenó a grupo de productores coordinado por socios para poder informar.”
Anecacao continuó promocionando las acciones del sector durante la pandemia. Incentivos importantes para los productores como los concursos y campañas de posicionamiento para el sector fueron replanteadas al contexto digital e impulsadas con el apoyo de MOCCA y de la Cooperación Belga para el desarrollo.
Casanova relata que Anecacao también gestionó junto a LWR (líder de Cacao para el programa MOCCA), donaciones de empresas internacionales convocadas por la World Cocoa Foundation (WCF) para la entrega directa de casi 3,000 kits de alimentos y bioseguridad. Reconoce así que toda la cadena se unió para hacer frente al reto.
El éxito del trabajo en exportaciones atrajo la mirada de las instituciones nacionales, lo que sumó aún más apoyo. “Se reveló el potencial del sector, lo que atrajo miradas del sector público, generando nuevas alternativas de créditos, oportunidades para el desarrollo de planes de capacitación, etc.” Hoy en día, MOCCA ayuda a captar ese interés, en convenio con las financieras CAC Jardín Azuayo, CAC Futuro, CAC Hermes Gaibor, Fundación INSOTEC y BanEcuador-Ministerio de Agricultura del Ecuador (MAG) para brindar un acceso de crédito a tasas preferenciales a productores de cacao que también sean participantes del programa.
Con el programa MOCCA, Anecacao encamina los esfuerzos de sus miembros hacia un cacao de calidad exportable, con un mensaje unificador para su cadena y para los productores. “Es más complicado cumplir con las exigencias si cada uno va por su lado. Apoyándonos unos a otros es la mejor manera de lograrlo”, explica Casanova. Ella añade que el grano debe inspirar soluciones conjuntas. “La mirada debe estar encaminada a ofertar cacao que cumpla las expectativas de clientes exigentes, mediante la innovación en los procesos de producción y post cosecha. Es necesario que más pequeños productores se asocien para esto.”
Conoce por qué “El cacao es más que un grano”
Una campaña de Anecacao con el apoyo de MOCCA en tiempos de pandemia.